Entender el racismo blanco
Cuando la discriminación determina al discriminador y no al discriminado
Que esas son monedas que no valen nada Y que dan los blancos como quien da plata
Este artículo es muy general. El motivo de su existencia es motivar la reflexión sobre como las diferencias en color de la piel motivan la desigualdad social centrándome en la creación y consolidación de la categoría de ‘blanco’. No he analizado los conceptos de criollismo, mestizaje y cholificación. Creo que el racismo habla más del proceso de formación y atribución de la blanquedad mediante oposición negativa frente a lo no blanco. No ser lo que les otros son. Espero que se pueda complementar o criticar de acuerdo con la opinión de cada lector.
Contexto
El racismo es una práctica estructural de la sociedad peruana desde el periodo colonial. Se caracteriza por dos principios: la cromocracia y la taxidermia. La cromocracia (cromo/color, cracia/poder) es el poder que tiene un sujeto debido a su color de piel. Una colectividad adquiere poder por la confluencia, convergencia y semejanza según la tonalidad y el color de piel de sus integrantes. La segunda es la taxidermia que implica la existencia de categorías que sirven para clasificar tanto a sujetos como a colectividades por su color de piel. Cada categoría conforma un ítem o fichero que se relaciona con otros ítems a partir de ciertas reglas y mecanismos que legitiman intereses de poder. Entonces, el color de piel confiere poder a un individuo según la categoría a la que perteneces. La cromocracia y la taxidermia son los dos pilares que constituyen el racismo peruano. Este tipo de racismo se manifiesta en prácticas/dinámicas/procedimientos que sigue ciertas reglas y una lógica ambas tácitas. Se hereda de generación en generación.
Es necesario distinguir entre ‘discriminación por el color de la piel’ y ‘racismo’. Existe una discriminación por el color de piel que puede entenderse como racismo desde el presente, pero sucede antes de la aparición del concepto de raza. Solamente con la aparición del concepto racial puede llamarse racismo propiamente dicho a la discriminación por el color de la piel y la pertenencia racial. Forcemos en llamar racismo1 a la discriminación por el color de la piel, antes del racismo científico. El racismo propiamiente dicho será racismo2.
Es necesario contextualizar el racismo peruano en el tiempo. El territorio, que pasó a llamarse Perú desde el virreinato, estuvo compuesto por diferentes etnias regionales con características fisiológicas típicas. Las condiciones geográficas hacían que los collas, lupacas o aymaras guarden semejanzas, pero mantengan diferencias con los chupaychos, tallanes, chancas o chachapoyas. A partir de la presencia castellana en el siglo XVI, todas estas etnias pasaron a denominarse ‘indígenas’. La presencia colonial impuso un sistema político, económico y social basado en la desigualdad institucional bajo la justificación de la evangelización, corporativismo, mercantilismo propios del antiguo régimen con su organización claramente estamental. De esta manera, se establecieron relaciones jerárquicas, verticales, de dominio entre el sector europeo y el nativo caracterizados por la diferencia marcada en la posición social, servilismo y vasallaje rural. Los europeos tuvieron la posición hegemónica, funcionarios coloniales o encomenderos; mientras que los indígenas ocuparon la posición subordinada. Esta organización fue consagrada por la existencia de dos repúblicas (españoles e indios). Ojo, existió una nobleza indígena fruto del respeto a la jerarquía indígena por la corona. Existieron indígenas que explotaron indígenas. La situación fue cambiando por el mestizaje, el surgimiento del criollismo y la consolidación de la modernidad (la ilustración).
Los cuadros de casta muestran la transición del régimen estamental legitimado por la iglesia y el antiguo régimen hacia el desarrollo científico. Estos cuadros muestran el camino de blanqueamiento para indígenas y negros siguiendo los procedimientos de una alquimia donde la piedra filosofal era ser blanco. Las reglas que rigen estos cuadros son las siguientes. Se establece que la posición española/blanca es superior a ser indio o negro por defecto. Se plantea un sentido de ascenso racial desde las posiciones subordinadas a la jerárquica a partir del mestizaje. Se desalienta la mezcla en descenso, indio + negro, incluso denominando estas categorías como ‘no te entiendo’, ‘salta para atrás’, etc. Esta lógica se refuerza por la consolidación del racismo científico durante el siglo XIX y la aparición de disciplinas “científicas” como la frenología. Ambas intentaban dar un sustento epistemológico para legitimar la superioridad blanca sobre el resto de las colectividades raciales existentes. La “ciencia” aporta un sistema de principios naturales (episteme=), asumidas como verdad cuando en lugar se está instituyendo un sistema de creencias, que justifican la hegemonía blanca en el globo. Más adelante, después de consolidado el imperialismo inglés y estadounidense se “descubrió” que la frenología era una “pseudociencia” (doxa). Es el imperialismo británico que suma a la diferencia racial una orientación teleológica, un sentido de existencia y justificación en el mundo: la responsabilidad de expandir la civilización por el mundo. Esto se conoce como ‘la carga del hombre blanco’ que fue distribuida por todo el orbe motivada por el comercio liberal británico. Entonces, por un lado hubo una justificación epistemológica, científicamente el blanco es superior, por otro una orientación teleológica, civilizar el mundo y llevar el progreso. El siglo XIX es el siglo del imperialismo europeo, la expansión del comercio mundial o primera globalización.
La republica peruana, fundada NO en 1821, pregonó la independencia pero no promovió la igualdad. Quienes se encontraban próximos del gobierno y del presidente veían mejorada su situación económica haciendo del estado una empresa particular que promovía intereses privados antes que públicos. La república promovió los intereses económicos criollos y de militares. Defendió y expandió los intereses de los latifundistas regionales. El estado existía en Lima y ciudades principales, mientras que en las provincias y el interior del país eran propiedad de los gamonales. No es de extrañar que la situación de la población indígena y del sector rural no mejoró durante los primeros cien años de la república. Puede decirse que empeoró porque las constituciones no defendieron las tierras comunales siendo victimas de las expropiaciones para formar latifundios. Tampoco hicieron nada mediante la leva indígena para dotar de carne de cañón a las huestes patriotas durante la guerra con Chile. Así es que el indígena vivía en la pobreza como campesino o pastor en tierras que no le pertenecían y de las cuales debía entregar la mayor parte de la producción al hacendado. Tampoco existía ni la defensa ni la protección estatal que incentivaba la existencia de escuelas, hospitales o presencia policial hasta el segundo gobierno de Leguía. El agroexportador azucarero pagaba con fichas a sus trabajadores y les proveía de todos los alimentos, pero el dinero lo guardaba él, el latifundista explotaba a sus indios / pongos / chulillos, el empresario lanero trucaba la balanza para pagar a los pastores andinos menos por mayor cantidad de lana. La desigualdad colonial se mantuvo y agudizó, pero guardaba un componente racial como constante en las relaciones de explotación.
La situación cambió durante el siglo XX. No existió una gran revolución indígena contra la explotación para mejorar su situación. Esto se explica por el concepto de triángulo sin base de Cotler: existía un vértice superior que articulaba en relaciones verticales a los indígenas subordinados, pero no una base que uniera horizontalmente a estos sectores explotados. Con Leguía aparece la constitución del 20 que reconoce la existencia de las comunidades indígenas y promueve su defensa y promoción. Además, aparece el primer gremio de campesinos. A mediados del siglo comienzan las migraciones del campo a la ciudad y aparecen las barriadas y pueblos jóvenes. Lima se vuelve también provinciana y no solo oligárquica. Velazco da la reforma agraria y pone fin al orden latifundista tradicional. Surge Sendero Luminoso y el sector privilegiado por el miedo confiere beneficios al otro discriminado para que no triunfe un régimen comunista en el Perú. Alan García destruye la economía y Fujimori introduce al país en el orden neoliberal. Hernando de Soto descubre que ese otro empobrecido tiene la capacidad y motivación para hacer crecer el capital. Es más, el otro cholo / indio / indígena trabaja más que los supuestos blancos. Su casa de barriada adquiere titulo de propiedad y ya puede ser sujeto de crédito. De esta manera, el otro cholo / indio / indígena se convirtió en emprendedor. La historia de desigualdad crónica y endémica del Perú de la cual fue víctima se convierte en una historia de éxito digna de telenovelas mercantilistas y autocomplacientes de Michelle Alexander. En el capitalismo actual, ya no es necesaria mantener como principio social la diferencia racial porque lo principal es expandir el capital, hacerse rico, dar trabajo y financiar los bancos. El capitalismo liberal motiva que la raza ya no es un problema, es una característica particular que puede crear mercancías diferenciadas destinadas a un público especifico (black panther, no soy tu cholo).
Fenómeno y resonancia
El racismo peruano se organiza alrededor de la categoría de ‘blanco’. Esta categoría es la más selectiva, más favorecida y con más poder por defecto. Pero ¿existe lo ‘blanco’? Hay dos posiciones. 1 Existe lo blanco como idea. 2 Blanco se define por el conjunto de cosas blancas. En el caso del racismo blanco, nadie es realmente ‘blanco’ sino llega a denominarse ‘blanco’ por aproximación. Tampoco existe alguien negro. Prueba: la prueba de la blancura. 1. Saque una hoja, cartulina o algo de color blanco. 2. Ponga su mano sobre ella. 3. Compruebe que no es blanco. Ser blanco es una idea auto atribuida por un sujeto que extiende a colectividades afines a él por tener una tonalidad más clara que el resto pero NO BLANCA. Existe la idea de ser blanco y atribuirse el ser blanco, comportarse como blanco, actuar como blanco; pero es completamente diferente a ser realmente blanco. Sería interesante que quiere ser blanco en el imaginario y detallar los predicados que cumplen. La gente se presume blanca porque compara su color de piel y se atribuye acciones correspondientes a su condición. Es en esta comparación donde surge su identidad y se refuerza mediante la discriminación. El racismo peruano habla más del blanco que del indio / cholo / indígena. Quien discrimina se hace blanco porque discriminar es algo que los blancos harían.
El concepto de ‘blanco’ en seres humanos, en el contexto de la discriminación, se afirma solamente mediante relaciones de diferencia a partir de la comparación de sujetos (como mínimo dos). ‘Ser blanco’ es una idea, una creencia, propio de un sistema compartido tácitamente por la sociedad. El criterio de distinción racial se basa fundamentalmente en la percepción del color de la piel de un sujeto que se clasifica bajo el orden propio de la taxidermia y se le confiere una jerarquía por la cromocracia. Definir ‘lo blanco’ implica dar por sentado la existencia de ‘lo no blanco’ donde la blanquedad de los presuntos blancos se definirá por la oscuridad de los no blancos. La clasificación según el color de la piel toma como base la distinción horizontal entre claro y oscuro por los medios de percepción visuales. Mediante el racismo blanco, el espectro de tonalidades claro / oscuro adquiere una jerarquía en donde lo claro se vuelve hegemónico y lo oscuro es subordinado por una legitimación tácita.
En el territorio hoy llamado Perú han existido dos olas de racismo por el color de la piel. El racismo1, antes del racismo científico, se dio durante el virreinato para legitimar y justificar el dominio español. El racismo2, motivado por el racismo científico, que tomó como base el racismo científico europeo motivado por el imperialismo inglés. El primer racismo es fruto del orden estamental propio del antiguo régimen, corporativismo y mercantilismo Ibérico. En este sistema cada colectividad ocupaba su lugar en la sociedad. Español: encomendero, funcionario, alto clero. Indígena: encomendado, siervo. El segundo racismo marca el comienzo de una nueva mentalidad racista donde se incluyen criterios estéticos respecto a lo blanco. Lo blanco pasa a centrarse en la idea de caucásico, piel clara, ojos claros, cabello rubio.
Hay un desplazamiento en la idea de lo banco de lo español hacia lo escandinavo o caucásico. Incluso hoy los españoles en EEUU no pueden definirse como caucásicos sino como hispanos o latinos que es más próximo de América que de Europa. Incluso los blancos peruanos no pueden afirmarse como caucásicos. De esta manera la elite blanca criolla limeña de tradición española tuvo que blanquearse según el nuevo racismo como lo muestran las siguientes combinaciones de apellidos: de la Puente Brunke, Pease García Yrigoyen, Leon Barandiarán Mulanovic, Mould Saravia, Francisco Antonio Gregorio Tudela van Breugel-Douglas, Edward Phillip Alexander Butters Rivadeneira, de Osma Berckemeyer.
Los blancos se blanquearon y se siguen blanqueando. Quienes estuvieron en la jerarquía del primer racismo tuvieron que participar en el mestizaje para ocupar una mejor posición frente al nuevo racismo. El blanqueamiento de los blancos peruanos es un proceso de múltiples olas que sigue hasta hoy. Barones en el Perú, mierda en Europa (los empresarios guaneros que participaban de la vida cortesana europea). Este segundo racismo marca como hecho distintivo el entroncamiento entre la burguesía peruana y la nobleza europea por el matrimonio de Alessandra de Osma, relacionada con la empresa de transporte de dinero Hermes, con un aristócrata alemán de la familia Hannover.
El racismo peruano contiene dos mecánicas principales. El primero es el blanqueamiento. El color de piel de un sujeto puede aclararse según las relaciones matrimoniales que siga. Incluso los blancos se blanquean. El segundo es el cholear. Si uno tiene un color de piel mas claro que el otro, entonces por la taxidermia y cromocracia, puede discriminar justamente al otro. El racismo es la afirmación de la identidad blanca en un mundo que cambia. La discriminación tomando como criterio distinciones raciales es un mecanismo de afirmación y reafirmación de pertenencia a la idea de considerarse blanco y actuar como blanco. También es producto de la herencia histórica en relaciones de poder hoy inexistentes: gamonalismo, pongaje, chulillo, siervo, cholo, indio. Discriminar es evocar nostálgicamente el orden precedente y desear que todo fuese como antes ‘ubicate’, ‘no sabes con quien estas hablando’, ‘indio de mierda’. Hay una inercia del orden patronal que se resiste a mantenerse en el tiempo. La discriminación se escribe en subjuntivo porque hoy estamos en sociedad de iguales. Lamentablemente la argolla y criterios raciales siguen vigentes en el país. Alva Luperdi, Ruggiero Garzón.
Como se ha visto, el racismo es endémico y estructural de la sociedad peruana al ser una pesada herencia de las desigualdades existentes en el pasado. El racismo se centra en el error de considerar que existe lo blanco, que le corresponde un actuar específico y que es hegemónico sobre el resto. Analizar el racismo y la discriminación es importante porque se intercepta con las desigualdades de clase. Ir contra el racismo implica cuestionar el sistema de creencias que justifica tácitamente la superioridad racial. Además, luchar cotidianamente contra los mecanismos que manifiestan y acentúan las desigualdades, ir contra las relaciones de poder que impone el color de la piel. El racismo existió porque el sistema económico lo permitía. Hoy en día, con un neoliberalismo donde lo políticamente correcto es hegemónico, se produce un racismo inverso. La raza se usa para crear identidades diferenciadas donde se le destinan mercancías específicas (black pantherm series de Michelle Alexander por ejemplo). Si bien el racismo es un rezago producto de la inercia del cambio histórico, surgen nuevas identidades bajo términos como ‘cholo’, ‘marrón’, ‘mestizo’. Bajo esto se esconden fenómenos que van desde el racismo positivo, white guilt hasta la apropiación cultural.